A Naoto Mutsumara se lo conoce como el hombre radioactivo, o bien, el guardián de los animales de Fukushima justamente por su incondicional entrega a los animales que sobrevivieron a las fugas nucleares del año 2011 en esa ciudad, como consecuencia del tsunami y terremoto en Japón durante marzo de ese año.
Él volvió a Fukushima a rescatar y cuidar de todos esos animales que habían perdido sus dueños, un gran saldo de seres vivos que no muchos tienen en cuenta a la hora de documentar los daños causados por las catástrofes y fugas. Ahora mismo reside en la misma zona de exclusión que asentaron las autoridades para proteger a la población de las radiaciones de la planta.
Naoto siempre fue consciente de que recibía radiaciones muy dañinas para su organismo, sin embargo, prefiere hacer caso omiso a eso y abocarse al rescate de las tantas mascotas abandonadas. Además de animales domésticos, Matsumara contó que encontró predios con hasta miles de vacas muertas, por lo cual la fauna a rescatar se tornó más diversa y abundante de lo que pudo concebir en un principio.
Desde ya que sí tomaba precauciones en las medidas que pudo, como solo alimentarse de comida hecha en alguna zona desafectada. Es llamativo, pero lo cierto es que Naoto Mutsumara dedica su vida entera a este cuidado y subsiste gracias a los cientos de voluntarios que colaboran con su causa, a quienes su obra les tocó el corazón.
Todavía no nos explicamos cómo las autoridades del país y de la planta nuclear permitieron que la catástrofe sucediera en primera instancia, al no tomar todas las precauciones que una zona de tsunamis y fuertes sismos requiere para una planta nuclear.
Sin embargo, también nos conmueve saber que aún hay mucha gente de corazón noble que deja TODO de sí para prestar soluciones y, sobre todo, dar amor a quienes más lo necesitan. Y a vos, ¿cuál es la actitud que más te llamó la atención en esta historia?
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