Roberto Peloni es un artista único que, de tanto que aprendió a superarse en su vida personal, hoy llegó a dar una inigualable impronta en su emprendimiento, junto a tres de sus co-equipers: una sala teatral que además funciona como galería de arte y espacio de formación para diversas expresiones artísticas. Para él muchos de sus sueños se consuman con este proyecto.
“Mi papá se dedicaba a la recolección de desechos en momentos en los que esta tendencia todavía casi no existía”, cuenta Peloni. Antes de que él muriera, cuando Roberto tenía solo 7 años de edad, aprendió a “reinventar la basura para hacer mis propios juguetes”, dice, ya que lo acompañaba a clasificar los residuos que encontraba en la calle.
En definitiva, eso fue lo que sembró en él una creatividad funcional para recuperar lo que cualquiera consideraba objetos inútiles, la misma creatividad que lo llevaría emprender sus proyectos con consciencia ambiental.
Por otro lado, su vida humilde lo invitó a ganar tal mirada particular acerca de la realidad, que logró convertirse en un gran artista; al mismo tiempo que todo se prestó para que diera con los profesionales apropiados, quienes colaboraron enormemente con su carrera actoral. Siempre en ascenso, hoy es muy reconocido en el mundo del teatro.
Un buen día fundó su propia sala de teatro junto a sus socios, confeccionada con las mejores tecnologías sustentables: todo elemento está orientado a la eficiencia energética. Es así como sus espacios cuentan con aislación térmica en las paredes, mientras que también a la estructura la recubren terrazas y muros verdes que suman a estos fines, reduciendo así el uso de calefacción y aire acondicionada hasta en un 40%.
La originalidad se plasmó en los revestimientos, que se edificaron con chapitas y plástico reutilizado; tanto como en la fachada ventilada con perforaciones que, además de ser estética, ayuda a disminuir el uso del aire acondicionado. Más vale que las maderas aprovechadas fueron extraídas de bosques certificados, incluso recolectan el agua de lluvia para derivarla a lo que no implique su consumo.
En suma, es realmente alucinante cómo, en un solo lugar, confluyen de forma tan armónica el arte y la pasión por el cuidado del Planeta. Por eso, si algún día vas a ver una obra ahí, ¡contanos qué te pareció presenciar esto en vivo!
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