La visión panorámica del archipiélago Recherche, cerca de la costa sur de Australia Occidental, nos dejó sorprendidos: las aguas del lago Hillier que ahí se despliegan, son rosa chicle.
Gracias a que está rodeado por densos bosques verdes y, más en las afueras, por el azul profundo del Océano Antártico, el juego de contrastes se vuelve un espectáculo… también es posible darse un baño ahí, ya que no tiene nada de tóxico, sino más bien contiene altos niveles de sal que te hacen flotar como si fueras un corcho.
A los científicos aún les cuesta explicarse por qué los 600 metros que lo componen lucen así, aun que bien puede ser por que sus algas acumulan altos niveles de betacaroteno, un pigmento anaranjado; o también por la presencia de las arqueas, un microorganismo rojizo.
Como sea, éste se torna una obra de arte viva que no necesita de efectos ni Photoshop, sorprendente regalo de la Naturaleza, que los turistas adoran avistar en paseos en helicóptero o avión.
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