Industrias veganas florecen, de a poco, pero de forma sostenida: Claudia Hijosa dio la nota en el rubro textil, a la hora de darse cuenta de que con las hojas del ananá se podían fabricar fibras tan resistentes como el cuero animal. Por este motivo, da una alternativa definitiva a la muerte de seres vivos (¡tantos de ellos en peligro de extinción!) para ofrecer a los productores del sector una excelente materia prima.
Creó entonces Piñatex, un emprendimiento nacido en Filipinas, mediante el cual comenzó a aprovechar las hojas descartadas de la cosecha de piñas… y a crear diferentes texturas, espesores, diseños atractivos para combinar con lo que sea, por que así se originaron numerosas variables de telas.
En Inglaterra y España ya tomaron el descubrimiento para evaluar maneras de perfeccionarlo e implementarlo en sus mercados de forma masiva, dandole mayor protagonismo a este gran hallazgo, con el que también se evita el uso de fibras plásticas.
Se explica que su método de confección es más sustentable también, siendo que no se utilizan tantos químicos y generan un menor porcentaje de desechos. Por todos estos esfuerzos y logros, ¡felicitamos a Claudia por su creatividad y compromiso ambiental!
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