
Tomás Lanusse y su cuñada Victoria Martorell comparten una pasión: el reciclaje. E identificaron que muchas personas desconocen los beneficios de reciclar y otras están frustradas porque no les es fácil realizarlo. Ante esta situación, decidieron buscar soluciones y crearon Ecollect, una firma que desarrolla máquinas compactadoras de envases plásticos o de aluminio.
“Siempre trato de encontrar la vuelta para que los residuos no terminen en un tacho”, dice Lanusse, quien estudió unos años ingeniería electrónica. Martorell es licenciada en Administración de Empresas, y afirma que siempre le impactó la industria que hay atrás del reciclaje.
Ecollect es el primer desarrollador local de máquinas de reciclado de este tipo en el país, y su mayor diferencial es que genera un vínculo sustentable entre las marcas y sus consumidores. La misión es poner en manos de las empresas una herramienta que incentive a consumidores a reciclar envases post-consumo, con el fin de reutilizar los recursos naturales limitados.
“Además de hacer más eficiente la gestión de los residuos, la experiencia de colaborar con el reciclado funciona como una herramienta de educación y concientización. Por este motivo, las máquinas de Ecollect también están siendo incorporadas a colegios”, dice Lanusse.
La máquina compactadora no fue la idea original. En una primera instancia, Lanusse quería hacer una planta de reciclaje de plástico. Cuando ambos empezaron a investigar se dieron cuenta que realizar eso en la Argentina no era rentable porque no había suficiente material recuperado. Continuaron pensando ideas y, tras una búsqueda en otros países, encontraron la reverse vending machine.
La primera disyuntiva con la que se encontraron fue si importaban las máquinas o las producían en el país. “Decidimos desarrollarlas localmente. Eso fue un camino largo. Empezamos hace tres año con la investigación y el plan de negocios. En febrero de 2016 tuvimos el prototipo y empezamos”, cuenta Martorell.
Logros en Números
Inversión inicial: u$s 120.000.
Facturación 2016: u$s 80.000.
Facturación (p) 2017: u$s 320.000.
Toneladas de PET recuperadas: 17,5.
Fuente: El Cronista
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