Con un taladro en mano empezó a improvisar pequeños agujeros en dos tachos de chapa, estos servirían para filtrar el agua. Si su experimento funcionaba bien crecerían plantas. Sin saberlo, esa tarde Juana Guimarey empezó a germinar la semilla de su propio emprendimiento: La Juanita Huerta en Casa.
Juanita tiene 23 años y es estudiante de Agronomía en la Universidad del Salvador. Comenzó su emprendimiento en 2015 como un hobbie, fue improvisando con amigos que de repente se transformaban en clientes y encontró en el proceso de armado junto al mantenimiento de huertas una salida que quería explotar como negocio.
“Empecé a mandar mails y me hice la página en Facebook . Todo el año pasado me llamó gente que ya tenía sus huertas hechas, yo les hice el mantenimiento. La estructura ya estaba pero las habían abandonado. Había que ir y levantarlas para que arranquen de vuelta”.
Viendo que a su alrededor despertaba cierto interés con su proyecto, Juanita comenzó a dedicarle más tiempo. A principios de este año eligió expandirse y no quedarse en la comodidad de clientes fijos que había incorporado en un año de prueba y error. Se asoció con Lucrecia Bühler y eligió materias en su carrera que le fueran de mayor utilidad.
Un negocio rentable, las finanzas de Juanita
Además registró su marca y se sentó a hacer números. Cuenta entre risas que la parte contable no es su fuerte: “Cuando me preguntaban cuánto iba ganando respondía: ‘Yo tengo un cajoncito donde guardo todo, ahí voy sacando cuando lo necesito’ ”. Hoy cuenta que tiene los números con un poco más en orden.
Realizaron con Lucrecia un Excel que divide gastos y planean proyectos futuros. Si bien no realizó un modelo de negocios sueña a largo plazo con tener una casita llamada La Juanita Huertas en Casa donde la gente vaya a comer lo que se coseche en el día y además pueda llevarse plantines o semillas creadas por ellas.
La expansión: más proyectos a realizar
A corto plazo las pequeñas inversiones que realizan son para darle dinamismo a sus propuestas cuidándose de no quedar rojo dentro de su presupuesto.
Estas van desde cambiar las líneas de diseño, realizar con cerámica los carteles que indican el nombre de cada planta y comenzar con talleres de huerta para chicos: “Hoy en día los chicos están constantemente con la play station, el iPad la y la televisión, eso te consume. Queremos que los chicos arranquen a estar en contacto con la naturaleza, que quieran salir un poco al aire libre”, cuenta Lucrecia con su hijo Belisario en brazos.
Ambas agregan que parte del objetivo de su emprendimiento es mostrar lo fácil que es producir lo que uno va a consumir y lo mal acostumbrada que esta la sociedad al reducir las posibilidades y considerar la verdulería o el supermercado como la única opción para comprar comida: “Hoy te compras un tomate casi tal cual como te compras una caja de cereales, como si estuviese envasado. Y no, crece en el fondo de tu jardín”, comenta Bühler.
Luego agrega: “No es solo conectarse con la naturaleza, cuando vos sacas una verdura o un fruto fresco de la huerta, va a ser más rico en vitaminas. Lo que vos ves en el cajón de una verdulería probablemente estuvo frizado diez días y jamás te enteraste”.
Juana explica también que parte de su trabajo es enseñar a sus clientes a comer las verduras que son de estación. En invierno abundan las hojas verdes y los frutos crecen en el verano: “Por ejemplo: vas hoy al supermercado, ves los tomates y son una cosa gigante. Eso no es nada natural, los tomates no son de invierno ¡Son de verano! Es una locura. Esto tiene que ver más con lo que es el proceso, queremos que nuestros clientes se conecten un poco más con el origen de donde viene todo”.
Hoy La Juanita Huertas en Casa se maneja principalmente en Zona Norte, si bien les encantaría crecer y trasladarse a todo Gran Buenos Aires, admiten que los costos de traslado y equipo terminan generándoles pérdidas, por eso trabajan cerca del radio de sus casas. “Hoy nuestros clientes viven principalmente en San Isidro, Maschwitz, Pilar o Tigre. Fuimos algunas veces a Palermo, pero no mucho”.
La inversión inicial fue muy chica: elijen pedir un porcentaje del pago a la hora que las contratan y reservan pequeñas partes de sus ganancias para proyectos futuros. Actualmente invierten con pauta publicitaria en Facebook, mano de obra y contratando a un tercer participante que las ayuda con el traslado de maderas pesadas y el armado de los cajones; pero principalmente esperan arrancar pronto con los talleres de huerta para niños:
“El año pasado le di una semilla de tomate a un chiquito y le dije: ‘Tomá, sembralo’ fue y lo puso en una maceta en su balcón. Cuando volví a verlo en marzo, viene emocionado con la maceta y me dice: ¡Mirá! y me muestra la planta de tomate, no podía creer que de la semilla que le di había cinco tomates más”.
La Juanita Huertas en Casa logra dejar el mensaje de volver a lo simple desde su mismo origen. Fue con el proceso que este emprendimiento pasó a tener forma y el que permitió un crecimiento gracias al trabajo escalonado del paso a paso.
Comentarios
Powered by Facebook Comments