
Quiero contarles una historia que a mi me sirvió para mirar la problemática de los residuos de otra manera. De los que estamos en esta comunidad ecológica, seguramente, todos entendemos que quien tira un papel en la calle o ensucia de alguna manera la vía pública lo hace porque considera que el lugar público al ser de todos, no es responsabilidad de nadie y por eso no merece cuidados ni respeto. Solemos repudiar este comportamiento muy fervientemente (al menos yo lo hago) pero consideramos algo común dejar nuestros residuos embolsados en un cesto esperando que otros (en este caso el servicio de recolección al que le paga el Estado) se encarguen del asunto.
La mayoría de nosotros desconocemos qué pasa con ellos después, si se los trata o cómo. Una vez que no está cerca nuestro, pensamos que el problema ya está solucionado. Me pregunto, ¿esta actitud de sacar la basura cada día no tiene un poco de eso que reprochamos, de pasar la pelota –como quien diría–, de pasarle el problema a otro? Es sabido que no es fácil tener la propia compostera en casa para los orgánicos y que no todos los municipios dan la posibilidad de sacar los residuos clasificados, pero ¿estas no siguen siendo excusas para no hacernos cargo de nuestra basura?

Algo extremo el caso, sí, pero quería contarles del ecologista estadounidense de 38 años llamado Dave Chameides. Este habitante de Los Ángeles entendió que cuando sacaba el problema de la basura de su vista, perdía la noción del impacto que ésta provocaba en el medio ambiente. Entonces, se propuso algo alocado: no sacar los residuos de su casa por un año entero sino almacenarlos en su sótano. Llamó al proyecto “365 days of trash”, “365 días de basura” y dispuso otra regla clave: si le surgía un viaje, la basura que generara la mandaría empaquetada a su casa para que quede registrada. El principal inconveniente era que sus desechos no se le acumularan hasta el techo. Lo sé: estás poniendo cara de asco porque pensás que juntar basura atrae toda clase de roedores, insectos y enfermedades. Así que lo que era basura higiénica sí lo desechaba, pero para todo el resto ingenió un sistema. El sistema de Dave consistió, primero, en reducir su consumo. Nada de agua embotellada, envolturas de regalos hechos en telas, minimizó la compra de comida empaquetada. Después, separó cuidadosamente sus residuos entre los que podían reciclarse, los aptos para el reuso, los que iban a la composta o a la acumulación. Toda su basura fue registrada rigurosamente por 365 días tras los cuales Dave sólo acumuló, gracias a su meticuloso método, 13.8 kgs. Es decir que sólo generó ¡30 gramos diarios de residuos! Esta cifra es prácticamente insignificante frente a los 2 kilos diarios que produce un ciudadano estadounidense promedio.
Como les decía, no hay que recurrir a una medida tan extrema como la de este señor pero sí creo que hay que tomarse cada vez más en serio todo el proceso de las cosas que consumimos. No sólo esperar a que se conviertan en basura para reciclarlas sino mucho antes, ir replanteándonos nuestras costumbres adquiridas desde el momento de la compra. Porque, en definitiva, lo público es de todos y por eso hay que cuidarlo y no al revés, como piensan muchos. Porque el planeta es de todos y si tiramos nuestra basura en lo del vecino, nosotros también nos perjudicamos aunque el problema no lo veamos a diario. Por eso, aplaudimos a Dave Chameides por hacernos ver que nuestra basura es nuestro problema y hay que hacerse cargo, lo máximo que esté a nuestro alcance.
Comentarios
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[…] el post anterior escribí sobre un caso (algo extremo, si se quiere) que ilustra como ninguno lo que significa […]
Me encantó la nota! me llamó mucho la atención que Dave haya podido reducir sus residuos a sólo 30gr por día ya que en la vida cotidiana de los Argentinos eso es casi imposible porque casi todos los productos tienen más de un envoltorio, lo cual no tiene sentido. Gracias Meri por tu aporte!
yo reciclo todo, el papel, carton vidrio plastico latas pets lo llevamos cada 15 dias a una recicladora y el dinero es para la alcancia de mis hijos que son los que se encargar de acomodar los materiales. ademas tenemos un pozo en el patio donde tiramos lo biodegradable (pronto se convertira en una huerta para practicar la lombricultura) de esta manera mis vecinos sacan una bolsa de consorcio por dia de residuos y YO SACO UNA POR SEMANA!!!!!