Para los monjes tibetanos el DESAPEGO es uno de las virtudes más importantes en su vida.
La forma más eficaz de practicarlo es creando este tipo de mandalas, deslumbrantes obras de arte que son confeccionadas en equipo y literalmente se borran al terminarlas.
No son hechas a base de tinta, sino de una superposición de granos de arena coloreados, por eso solo se sopla o desplaza el material al finalizarlo.
Además reflejan complejas representaciones simbólicas, espirituales, rituales del macro y el microcosmos. Con esto que parece tan elevado, en realidad nos comunican algo muy simple y es que todo pasa: solo tenemos que adaptarnos al movimiento.
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