
No hace muchos siglos, llegaron los colonizadores a América y se encontraron con un suelo muy diverso en flora y fauna. Sin embargo, no todos supieron apreciarlo: creyeron que se trataba de tierras en donde “no había nada”, por lo que empezaron a diseñar el paisaje a gusto, atentando contra esta biodiversidad.
El paisajismo europeo de ese entonces se caracterizaba, en general, por usar suelos esterilizados con una única especie de planta, un hábito que replicamos y aún hoy vemos en nuestras casas, en donde solo hay pasto en general. Ni que hablar cuando, unos años después, se implementó la técnica del monocultivo en la agricultura…
“Una vez que hay una sola especie de planta, el insecto que se alimenta de ella aumentará en cantidad, generando una plaga por la que muchas veces la gente no encuentra más remedio que neutralizarla con pesticidas”, nos cuenta Manuel Dianda de Germinar. En cambio, de haber más especies de plantas, la cantidad de cada variedad de insectos puede moderarse naturalmente.
Se trata de una forma muy sencilla de promover la biodiversidad, que incluso se puede practicar en nuestras casas. En tu vivero municipal, en general, están muy informados a cerca de cuáles son las plantas autóctonas de tu zona y están bien dispuesto a asesorarte. Queda claro que podemos hacer mucho por revertir los daños que hemos causado, ¡solo hay que ponerse manos a la obra! 😀
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