No hay dudas. Nuestros actos son un reflejo de lo que está en nuestro interior. Una vieja historia tibetana cuenta, bien simple y sin vueltas, el sentido más profundo de los modos que usamos al comunicarnos: Un día un viejo sabio preguntó a sus alumnos: ¿Por qué la gente se grita cuando están enojados? Los chicos pensaron […]
premium