Hace una década investigadores de la Universidad de Harvard, encabezados por Norman Hollenberg, notaron que los indígenas kunas en Panamá, tenían una prevalencia muy baja de enfermedades cardiovasculares y que no desarrollaban una presión sanguínea alta.
Hollenberg adjudicaba esto a la protección de sus genes; sin embargo, encontró que quizá se debía a sus hábitos alimenticios, fue entonces cuando notó que los kunas toman un promedio de 40 tazas de cacao a la semana.
Investigaciones posteriores demostraron que había una relación entre este consumo y la protección contra enfermedades cardiovasculares; siendo el responsable una molécula presente en el cacao llamada epicatequina.
Desde entonces, en todo el mundo se ha estudiado mucho esta molécula (también presente en altas concentraciones en el té verde y el vino) y comprobado sus efectos protectores, no solo de prevención de infartos y regulación de tensión arterial, sino también del CANCER.
Los científicos notaron que las propiedades tenían un efecto sobre las células cancerosas, siendo que provoca su autodestrucción. Incluso vieron que puede matar estas células de forma selectiva y no afectar las que son sanas.
Para verlo, los investigadores hicieron cultivos celulares de distintos tipos de cáncer de mama, entre ellos el más agresivo y difícil de tratar, el triple negativo, para saber cuál era el mecanismo que las mataba. Notaron que las propiedades tenían un efecto sobre las células cancerosas, siendo que provoca su autodestrucción. Incluso vieron que puede matar estas células de forma selectiva y no afectar las que son sanas.
Esto fue un verdadero hallazgo porque, si bien los tratamientos anticancerígenos actuales provocan esa reacción, no realizan esa distinción, generando efectos secundarios adversos en los pacientes.
En resumen:
1. El cacao encabeza la lista de alimentos con mayor contenido de antioxidantes: su poder se asocia con una acción protectora en la prevención y desarrollo de diferentes patologías por “stress oxidativo”, tales como enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, cáncer hepático, gástrico, de colon, y diabetes.
2. Puede disminuir los niveles de colesterol malo (LDL) y aumenta el bueno (HDL).
3. Aumenta la serotonina, lo que estimula en el cerebro las endorfinas encargadas de sensación de bienestar y placer.
Una forma recomendable de ingerirlo para aprovechar bien sus beneficios es disolverlo hecho polvo en agua caliente; o bien, comer dos o tres granos diarios directamente. ¡Qué lindo es alimentarse sano y natural! Tu cuerpo, sin dudas, te lo agradece.
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Fuente: Crónica México, Instituto Politécnico Nacional de México.
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