
En el post anterior escribí sobre un caso (algo extremo, si se quiere) que ilustra como ninguno lo que significa reducir, la primera de las tres erres que son casi un mantra para los que queremos cuidar al planeta. Ser un consumidor consciente facilita, nos ayuda mucho en este aspecto, ya que nos vuelve seres que pueden resistir el impulso de lo nuevo, al que nos incentiva la moda y la publicidad, para primero poder pensar y reflexionar sobre este acto que parece ínfimo pero que tiene un gran impacto en el mundo: comprar.
Poder despegarnos de los mensajes publicitarios y permitirnos reflexionar sobre el origen de los productos es un paso más hacia el cuidado del medioambiente. En cada objeto que compramos elegimos un sistema de producción. Hay que volver a pensar más allá de ese objeto acabado que llega a nuestras manos, hay que indagar por el origen e imaginar las condiciones en que los trabajadores involucrados participaron en su confección, cuestionarnos si es realmente necesario comprar tal o cual cosa. Puesto todo en la balanza, elegir entonces lo que mejor se adecue a los principios que queremos respaldar y proteger.
Comprar local, a productores chicos y medianos, elegir orgánico y artesanal, buscar lo que menos packaging tenga, apoyar con nuestra compra una cooperativa o un mercado de barrio. Estas pequeñas elecciones dicen mejor que cualquier otra: “queremos menos cabida de multinacionales que dejan una gran huella de carbono en todo el proceso de producción”.
Para reducir también podés decir no a las bolsas plásticas al comprar verduras y frutas, llevar tus propios tupper cuando compres comida en la rotisería –o consumir cada vez menos-, elegir comprar a granel, etc.
El segundo paso es reutilizar porque muchas de esas cosas que nos han (mal) enseñado que son basura realmente tiene mucha utilidad todavía para aprovechar. Simplemente hay que pensar “fuera de la caja” y dar rienda suelta a la creatividad.
¿Por qué hay que reusar? Porque cada envase, envoltorio o producto que ya cumplió su función, implicó el uso de muchos recursos demasiado valiosos como para ser retirados de circulación. Tomemos como ejemplo una simple remera de algodón (como hace Annie Leonard con el ipod en La historia de la cosas) y pensamos todo lo que estuvo involucrado para lograr existir.
Pensemos en esa planta de algodón y lo que se necesitó para que germinara, creciera y se cosechara (energía humana, agroquímicos, agua, combustibles para la cosechadora). Miles de recursos tuvieron que ser puestos apenas para transformar el capullo en fibra y la fibra en prenda de vestir. Los kilómetros que viajó esa materia prima hasta los talleres, la huella de carbono que fue dejando en su trayecto hasta tus manos. Esto sin entrar en el tema del trabajo mal pagos (cuando no esclavo) de la industria de la indumentaria en el mundo.
Esos recursos ya no se recuperan, en su gran mayoría. Es por eso que el precio no indica para nada el valor que debemos darle a cada objeto que se cruza en nuestras vidas, aún cuando haya costado unos pocos pesos.
Por todo esto, si la moda indica que es momento de desechar una prenda, no lo hagas a ciegas. Doná tu ropa o usala en materia prima, si es remera, para hacer tu bolsa de compras reusable. Si la mermelada o el yogurt se terminó, reusá el frasco de vidrio o plástico como un adorno, un florero, un lapicero. Con apenas unos toques de pintura, cinta y buen gusto ya está listo. Si encontrás un pallet por la calle –que alguna empresa consideró ya inútil pero está entero- dale nueva vida como sillón, estante o bicicletero. En el álbum de #YOREUSO del Facebook de Donde Reciclo hay miles de ideas más que deberías consultar.
Reusá porque la basura no es tal, y porque al recuperar recursos evitás generar suciedad y seguir abarrotando los basurales. Reusá porque ya son muchos los diseñadores y emprendedores que encuentran su materia prima en los desechos.
Reusá porque el reciclaje tiene que empezar a ser el último paso de la cadena y no el primero. Claro, cuando la vida útil de los objetos se haya agotado por completo, ahí sí, entrá a Donde Reciclo y buscá tu punto de reciclaje más cercano para que la magia del reciclaje haga el resto.
Comentarios
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Son muy buenas las fotos del facebook, pero porque no hacen un diy, en cada una? asi no solo vemos lo bonito que se puede hacer sino que aprendemos a hacerlo!
Hola Clementina! Fijate que tenemos un tutorial de los reusos que manda la persona que lo hizo, es escrito, no con fotos. Espero que te sirva!!
Muy bueno, acuerdo totalmente!!