Aborígenes del Norte de África subsisten en el desierto cavando sus casas en la tierra. Una vez hecho ese gran pozo, forman cuevas para crear sus distintos ambientes y habitaciones, que se conectan por medio de pasillos.
En estas excavaciones se da un microclima, en el cual la temperatura permanece alrededor de los 18 °C, indispensable para los calurosos días y las frías noches desérticas.
Hace siglos la tribu de Matmata, una de las tantas pertenecientes a la comunidad Berebere, vive en este tipo de casas. Fue recién en 1922 que el gobierno de Túnez supo de su existencia y, de ahí en adelante, comenzaron a recibir turistas e incluso se edificaron hoteles con su mismo estilo.
Sus pueblos son verdaderos oasis en medio del árido desierto. Acá se respira aire fresco y se perciben las costumbres de un sabio pueblo originario, que bien supo rebuscárselas para vivir en un clima tan adverso.
A esto se lo llama arquitectura vernacular: son tipos de construcción que desarrollaron por siglos los pueblos autóctonos de cada región y su principal atributo es que saben ser un verdadero ejemplo de adaptación al entorno. #SabiduríaAncestral !
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